Nuestra ley de violencia de género contempla solo el supuesto de maltrato de un hombre a una mujer. Muchas veces hemos criticado la ley desde el punto de vista de los hombres maltratados, pero existen también otros supuestos no contemplados.
El primero sería el de las parejas homosexuales, tanto masculinas como femeninas, que son protegidas por las herramientas de la figura de la violencia doméstica, incluso aunque se pruebe maltrato físico o psicológico, sin los más exhaustivos protocolos de actuación que sí se activan en los casos de violencia de hombre hacia mujer.
¿Pero y los queer? ¿Y las personas de género fluido o que se identifican con género neutro? La historia nos demuestra que pueden ser víctima de discriminación y de abuso por motivación solo la de forma en la que viven su vida. Exactamente la misma justificación del agravante de motivación que existe en el género.
Quizá en el afán de proteger a un grupo vulnerable estamos desprotegiendo al resto. Y quizá en la lucha por reconocer derechos se los estamos negando al resto. Sí, debemos proteger a los más vulnerables, pero con una ley que nos proteja a todos, todos quedaremos protegidos.