Un divorcio es un complejo proceso legal que puede durar años y en donde existen muchas variables en juego. La casa, los hijos, el resto de propiedades y cualquier legado que la pareja decidiera construir en común. Si ha habido un caso de maltrato, se añade una nueva dimensión a los hechos. Y más complejo incluso si el hombre ha sido maltratado por su mujer.
De manera natural, la justicia española tiende a proteger a la mujer. No en vano, suelen ser las que más cargas familiares soportan y las que generalmente más difícil tienen reincorporarse a la vida laboral, en caso de haberla dejado tras el matrimonio, o conciliar ambas; en el caso de que hubiera hijos de por medio. Por eso, los jueces suelen fallar a favor de ellas en los divorcios; y ese fallo es casi automático si consigue demostrarse un caso de violencia de género.
Pero, a la inversa, el hombre maltratado enfrenta dos sesgos de la justicia. Si es maltratado, mientras que su mujer podría alegar violencia de género (con penas más duras, investigaciones más exhaustivas y amplia jurisprudencia al respecto) el hombre solo podría probar violencia doméstica. Lo que puede saldarse con una simple multa económica menor. E incluso si consigue probarlo, la amplia tendencia a favorecer a la mujer (en este caso maltratadora) puede hacer que se vea más protegida que el propio hombre maltratado.
No es extraño que, sin una defensa legal experta, el caso de divorcio acabe con la mujer maltratadora habitando en la casa común, con custodia compartida sobre los hijos en igualdad de condiciones y con el derecho a una pensión por parte del hombre maltratado. En Patón y Asociados somos conscientes de los duros retos a los que se enfrenta un hombre maltratado en caso de divorcio, y por eso ofrecemos una defensa legal de la mejor calidad; asegurando justicia para nuestros clientes.